Salí en un país blanco,
Sin pasar por la playa de indignados.
Ahora su voz distante
Sin potrevožit silencio.
Se repiten persistentemente,
Qué hacer yo, cómo su, hermandad amablemente,
Y la riqueza de los cristianos
prometer con confianza.
Ellos no tienen los números. En sus tumbas
Se miraron a inexpugnable.
yo sé: mayor, ¿qué crimen,
Para despertar dudas en sus corazones.
Los tiré en la orilla.
Ellos son terriblemente intoxicados.
Y en lo más profundo de la imperturbable
Mi orilla de la antorcha blanco.
16 noviembre 1902